La parte más representativa de lo que fuera el antiguo condado de Ribagorza en la Alta Edad Media encierra una comarca tradicionalmente agrícola y ganadera que se ha visto reactivada en las últimas décadas por un pujante sector turístico vinculado a la montaña, la nieve y la naturaleza. En la actualidad el principal foco de atracción en épocas invernales con las estaciones de esquí de Cerler.
Esta comarca puede considerarse una de las máximas expresiones de la naturaleza aragonesa. Los congostos y cañones ribagorzanos generan en espectaular entramado natural detacar el congosto de Escales, en el río Noguera Ribagorzana, el congosto de Obarra en el río Isábena y el congosto de Ventamillo, horadado por el río Ésera.
El Parque Natural Posets-Maladeta es un magnífico enclave para explorar la parte más alta de La Ribagorza. La pluralidad de recursos naturales es enorme. De toda la riqueza que contiene el parque, los paisajes más difundidos son los valles de Benasque y Barrabés, aunque las estampas más buscadas son la cascada de Aiguallut, a los pies del techo de los Pirineos, el Aneto, en las proximidades de los Llanos del Hospital de Benasque, o montañas mágicas y solitarias como el Cotiella y el Turbón.
Destacan los núcleos úrbanos que constituyen las dos capitales de la Ribagorza: Graus y Benabarre. Pero no resultan menos atractivos los pueblos y aldeas de la sierra del Montsec o el conjunto medieval recientemente recuperado de Montañana, la vieja catedral de Roda de Isábena, los monasterios de Obarra, Alaón y Pano, las fortalezas de Fantoba, Luzás o Perarrúa, los megalitos del bosque de Cornudella de Baliera o las pintorescas poblaciones de Laspaúles, Bonansa, Montanuy y Lascuarre.
Dentro del ámbito del turismo cultural la Ribagorza cuenta con diversas posibilidades de centros y espacios culturales, destacar los centros de interpretación de la naturaleza como los de Aneto, Eriste, Benasque y Arén, y el recientemente inaugurado Espacio Pirineos que constituye una visita obligada antes de adentrarse en la cordillera pirenaica y conocer su medio natural y cultural.
Este somero repaso pretende ofrecer una selección de los lugares con mayor encanto e interés pero, a buen seguro, el visitante curioso encontrará otros tantos que, además de satisfacer todas la inquietudes naturalistas, culturales o gastronómicas, añadirá el descubrimiento de algunos de los lugares más recónditos e inaccesibles. Porque la Ribagorza atesora innumerables rincones llenos de hechizo que, afortunadamente, también existen para los auténticos viajeros.
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